sábado, 8 de enero de 2011
"Vivir en Juárez"
Guadalupe Parada Gasson
“Los valores morales que desde pequeños mis padres inculcaron a mis hermanos y a mi fueron sepultados junto al cuerpo de uno de ellos, que hace dos meses perdió violentamente la vida al defender a una mujer que era golpeada por unos hombres”, dijo Perla al señalar que el hecho ha dejado un fuerte vació en su corazón y en su profesión que tanto ama.
Convivir diariamente con el sufrimiento de cientos de familias que la buscaban para que realizara los servicios fúnebres, inspiro a Perla para llevar sus conocimientos empíricos en tanatopraxia en algo más profesional teniendo que migrar temporalmente a Guadalajara por ser una de las mejores universidades en ofrecer este tipo de licenciaturas; hecho que en aquel tiempo no concibió fuera a darle la experiencia de vivir el más fuerte dolor de su vida al tener que realizar lo mismo con el cuerpo sin vida de Mauricio; al mejor de sus hermanos, por considerar la familia que era el más fuerte, alto y noble.
“No podía ni quería dejar este proceso en manos de otras personas; pues cada uno de los cadáveres que yo prepare siempre lo hice como si se tratase alguien de mi familia; pero ahora era un hecho real, era mi hermano”
Fue largo el tiempo; -como de ocho horas-, en el que llore, grite, di de golpes y patadas a la pared; creo que en la desesperación que sentí hasta mi cabello jale, como si todo ello fuera ayudarme a mitigar el dolor que me consumía por dentro, mientras tenía que darle masaje a su cuerpo que se llenaba de formol, y en el que inconscientemente trataba yo de que el calor de mis manos eliminarán lo frío de su cuerpo.
Tuve que salir varias veces del área para tomar la fuerza y seguir adelante en la preparación del cadáver de Mauricio. Estaba obligada por mi experiencia a darle a mi familia la tranquilidad de que al despedirse de él, se mantuviera la imagen del ser humano y que la escena por demás traumática, no se acrecentará, con esa frialdad, casi irreconocible que la mayoría de los deudos expresan al tenerlos por última vez, pues mis padres, sobrinos y cuñada querrían verlo, tocarlo, y abrazarlo para despedirse de él.
En términos normales un embalsamiento no te lleva más de dos horas; pero simplemente yo no podía, y fui auxiliada por dos colegas y amigos que me acompañaron en todo momento, desde que mi padre me señaló de lo sucedió.
Aquel día, me tomo unos momentos cobrar y asimilar lo que estaba ocurriendo, sin pensar me levanté de la silla donde recibí la noticia en voz de mi padre y me dirige al anfiteatro para realizar los trámites y acompañarlo hasta que la tierra marcara la definitiva separación.
Durante los espacios Perla se daba el tiempo de llorar y tomar la fuerza suficiente para concluir la labor que inició; durante estos lapsos, una y otra vez se preguntaba porque a él?, al mejor, al más noble, al más fuerte. Su vida era feliz al lado de sus hijos y esposa, tenían planes, amaba ser taxista como su padre, tenía más de 10 años en el oficio, y sus máximo orgullo era su familia por lo que cada instante disfrutaba jugando con sus dos hijos, buscaba la dicha de tener una niña a la que nombraría Valeria, y solía planear contar con 10.
Todos estos pensamientos se esfumaban en la mente de Perla al regresar a la triste realidad, al verlo tendido sobre la plancha de la sala de embalsamientos.
Su familia siempre fue educada bajo estrictos valores morales, donde la mujer por la simple razón de serlo debía de tener el mayor respeto, hecho que lo llevo a defender a una desconocida que era golpeada por unos hombres mientras recorría la avenida Juárez en busca de pasaje, pues por años se había desempeñado orgullosamente como taxista.
Con una gran nostalgia, Perla señaló que todos los valores morales aprendidos tuvieron que ser sepultados a la par de su hermano Mauricio.
“No solo se mata a la persona, sino a todos los que estamos ligados a ella, con ellos mueren esperanzas, recuerdos, valores, respeto y dignidad”, nunca fuimos malos, ni estuvimos ni estamos involucrados en actividades ilícitas, pero las personas que te arrebatan violentamente a un ser se llevan todo consigo y ni siquiera conocen a su victima.
La Fe através de la "Santa Muerte"
Guadalupe Parada Gasson
La apertura del primer Santuario dedicado a la Santa Muerte en la ciudad, ha provocado entre los habitantes y comerciantes de la avenida Gómez Morin a la altura de la calle Neptuno, incertidumbre, incomodidad, inseguridad, y más que nada temor.
Vecinos aledaños al lugar argumentan que el santuario se presta para fomentar aun más la ola de violencia e inseguridad, que aqueja a ciudad Juárez, debido a la representación que tiene la imagen de la muerte que es ligada a grupos que se dedican al vandalismo o delincuencia.
“Es una figura que está muy acorde con la situación actual de la ciudad, donde la vida y la muerte están estrechamente unidas”, precisó Benjamín uno de empleados que labora frente al Santuario.
María por su parte, dijo que “ya de por sí los juarenses respiramos pura muerte; con tantos homicidios y cadáveres desmembrados, y ahora este lugar se presta para alentar a los sicarios y homicidas a realizar esa actividad”, considerada por la mujer como algo siniestro y diabólico.
Sorpresa e indignación causo en Jorge, el observar la rotulación del Santuario cuando pasaba por la avenida, “ahora también la delincuencia se quiere apoderar de la fe y ganarle espacio a Dios”, comentó.
Contra todos los comentarios que giran en torno a la devoción que algunas personas profesan por la también llamada “niña blanca”, Yolanda Salazar, siente gran satisfacción por haberle cumplido al instalar en Juárez el pasado 15 de agosto, el primer Santuario en su honor, y seguir trabajando para edificarle un templo en un futuro cercano.
Con más de 15 años venerándola, Yolanda asegura que las personas tienen una idea errónea de lo que es la Santa Muerte, pues las personas basan sus opiniones en algo que desconocen, solo se dejan llevar por la apariencia esquelética y la falsa credulidad de ligarla a lo malo, satánico u obscuro.
“La Santa Muerte es una entidad benévola, es un ser que trabaja para Dios, es neutro, es luz y energía”.
“La maldad existe en los humanos, pues se empeñan en usarla para hacer daño; pero ella brinda protección, paz y tranquilidad, además de que contrario a lo que se dice se pronuncia por el respeto a la vida”
Asegura que la neutralidad que posee la Niña Blanca, le da la capacidad de manejarse en los dos mundos.
En Juárez, el culto a esta Santa, se ha convertido en los últimos años en un fenómeno social. Cada día son más los seguidores que la veneran buscando su protección contra la muerte súbita, gozar de buena suerte, abrir nuevos caminos, regresar al ser amado, mejorar la salud, bienestar y economía
La familia Hernández, se muestra agradecida con la “señora”, pues atribuyen el mejoramiento de salud de su hija –a la cual ya no contaban-.
“Si hubiera visto hace poco más de un mes como traje a mi muchacha, ya no comía, su cabello se le caía, no podía ni sostenerse por si sola, ella me la curo; ya nada más nos faltan dos sesiones”, dijo Amelia, luego de acudir al culto que se celebra los domingos a las 12:00 del día.
Sosteniendo una imagen en color negro, Jazmin de sólo 8 años de edad, no muestra miedo, asegura que a ella le pide siempre por su familia y porque le vaya bien en la escuela.
Un poco más de 50 personas entre niños, jóvenes y adultos, -en su mayoría mujeres-, acuden semanalmente al Santuario para rendirle culto, velas encendidas en color negro, rojo, amarillo y blanco, flores de todo tipo y color, pan, fruta, mezcal, tequila y agua; son las ofrendas que rodean las más de 75 imágenes que integran el altar del Santuario.
Yolanda Salazar, asegura que este tipo de ofrendas son las que le agradan a ella; “cuando las personas le solicitan un favor es cualquiera de estas ofrendas lo que pide a cambio; pero si es necesario cumplir con lo que pide, que no es mucho; ella se alimenta de los olores principalmente, por eso en su mayoría son flores”.
Antecedentes del culto
El culto a la Santa Muerte se remonta al año de 1960, aunque en realidad este se remonta, según los historiadores, unos tres mil años atrás. En esa época, los aztecas y otras culturas mesoamericanas adoraban a dos dioses, Mictlantecuhtli y Mictecacihuatl, el "señor " y la "señora" de la obscuridad y la muerte. Era a ellos a los que les encomendaba a los difuntos, y a los que se les invocaba para conseguir otro tipo de favores relacionados con la muerte.
Cuando los españoles llegaron a México, lograron reprimir este culto, pero no erradicarlo, por lo que permaneció en la clandestinidad hasta el siglo XIX, cuando hubo un resurgimiento a la luz pública de esta creencia. Fue entonces que comenzaron a surgir las conocidas imágenes de la Santa Muerte, un esqueleto cubierto con una larga túnica y un velo, con sus huesudos dedos cubiertos de joyas costosas, que sostiene una guadaña de un lado y el mundo del otro.
El culto no está reconocido por El Vaticano, ni por la Secretaría de Gobernación; pero miles en México la siguen y millones en el mundo la adoran y aseguran que es muy milagrosa y los ayuda incluso en casos extremos.
La "Santa Muerte" no es temida por su rostro, sus manos heladas y su apariencia fría, sino porque se le considera una muy celosa y vengativa. Sus seguidores aseguran que con ella no se juega.
Yolanda no duda en que los seguidores Irán en aumento, conforme se vaya conociendo y dispersando los beneficios que concede; “nosotros no hacemos ritos satánicos, ni adoramos al demonio”.
Asegura trabajar firme por edificarle su templo, sin importar lo que la gente diga, a pesar de arrancar miradas extrañas cuando sale del edificio donde se ubica el Santuario.
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